Los malos hábitos en nuestro estilo de vida laboral impactan en la salud de nuestro suelo pélvico. Descubre cuáles son y cómo corregirlos.
Sería ideal mantener e integrar la conciencia del suelo pélvico en cualquier actividad de la vida diaria: durante la actividad física, en los hábitos diarios, en las actividades lúdicas…, pero realmente, pasamos muchas horas de nuestra vida trabajando, ya menudo no somos conscientes de cómo el estilo de vida laboral puede afectar a nuestro suelo pélvico y qué podríamos hacer para no perjudicarlo durante nuestra jornada laboral.
En este artículo, dentro del mes dedicado a la mujer trabajadora, te cuento detalles que pueden cambiar el cuidado de tu suelo pélvico durante tu actividad laboral, y ayudarte a prevenir disfunciones con cambios sencillos de aplicar.
¿Cómo puede perjudicar mi trabajo en mi suelo pélvico?
Cada actividad laboral puede tener retos diversos para poder cuidar el suelo pélvico, lee estos hábitos que pueden ser comunes a muchos trabajos y perjudicarlo, ¡revisa si los estás haciendo!
- No respetar el ritmo miccional: aguantar y posponer el deseo de orinar más de tres horas. Quizás porque trabajas en atención al público, o realizas trabajos en cadena, o sencillamente por estrés o autoexigencia queriendo terminar alguna actividad sin escuchar el cuerpo y sus necesidades… o simplemente como un mal hábito.
- Mantener una postura inadecuada : donde la faja abdominopelviana no pueda gestionar las presiones, favoreciendo así la hipotonía muscular, los prolapsos, la incontinencia de esfuerzo y la distensión del tejido conectivo del abdomen y el sostenimiento visceral, y la congestión pélvica.
- Movilizar pesos o hacer esfuerzos de forma incorrecta: aprender a levantar pesos o hacer esfuerzos reclutando la faja abdominal y el suelo pélvico profundo, junto con una respiración adecuada, es vital para evitar las hiperpresiones sobre el suelo pélvico que nos conducirán de forma progresiva a disfunciones como la incontinencia de esfuerzo y los prolapsos, así como sobrecarga lumbar.
- No sentarse en el WC para hacer pipí, y empujar para acabar más rápido: fuera de casa también debemos sentarnos SIEMPRE en el WC para hacer pipí. No hacerlo provoca un mal mecanismo miccional: si no te sientas, el vaciado vesical se hace por presión abdominal y no por el mecanismo fisiológico vesical, que sin esfuerzo vaciará completamente la vejiga, sin empujar y sin distender el esfínter uretral y la vejiga. No sentarse puede provocar residuo miccional por mal vaciado e infecciones de orina, prolapso de la vejiga (cistocel) e inestabilidad vesical. Deja que la vejiga se vacíe de forma natural: sentada, sin esfuerzo ni empujando por ir deprisa, y hasta la última gota.
- Llevar tacones altos perjudica tu suelo pélvico: ir con tacones provoca una anteversión de la pelvis, aumentando la curva lumbar y sobrecargando la charnela lumbosacra, rompiendo el eje de gravedad y favoreciendo que el abdomen protuya adelante por la anteversión pélvica, favoreciendo la lumbalgia y que los órganos pélvicos estén mal posicionados por la caída anterior, y no permitiendo que el conjunto abdominolumbopelviano trabaje en equipo de forma adecuada para la salud pelviperineal. Un buen calzado que permita una postura adecuada permite que la musculatura tónica (postural) del suelo pélvico profundo y del abdominal se active para poder cumplir su función amortiguadora y de gestión de presiones, y de sostenimiento visceral.
- Posponer la defecación hasta que llegue a casa: posponer el deseo defecatorio (por no ir al trabajo) hace que el recto se distenga, aumenta la producción de gases, y favorece la distensión del esfínter interno anal y la buena sensibilidad del mismo para un buen mecanismo defecatorio. El recto no es un almacén, es un lugar de paso, y es importante vaciarlo en el primer deseo para evitar un mal funcionamiento, un rectocel o favorecer el estreñimiento.
Prioriza el cuidado de tu suelo pélvico
- Es fundamental que en tu actividad laboral cuides también tu suelo pélvico. Tener buenos hábitos para prevenir problemas del suelo pélvico, favorecerá que lo integres de forma natural en tu vida diaria, y evites o empeores posibles disfunciones como la incontinencia urinaria o anal, o los prolapsos.
- Toma medidas y aprovecha tu actividad laboral como una oportunidad para activar la faja abdominal y tu suelo pélvico:
- Con una buena postura que permita enderezamiento y autoelongación de la columna y así la activación natural de los abdominales
- Con la activación del suelo pélvico y los abdominales en los esfuerzos: contrae esfínteres, quita el aire y crece con la columna para evitar hiperpresiones o pérdidas de orina o gases
- Evita mantener posturas de forma prolongada: muévete para evitar posturas inadecuadas por cansancio y para evitar congestión pélvica y circulatoria, respira profundamente de vez en cuando, esto reduce el estrés, moviliza el diafragma y mejora el tráfico intestinal.
- Realiza pausas activas o busca momentos rutinarios que no necesiten mucha atención para practicar ejercicios sencillos como los de kegel (esfinterianos) para fortalecer el suelo pélvico.
Tu vida diaria es una oportunidad constante de activar tu faja abdominal y la toma de conciencia de tu suelo pélvico. En el trabajo, donde pasamos tantas horas, es fundamental que no lo olvides, aprovecha tu actividad laboral para activarlo, cuidarlo y no tener malos hábitos que puedan favorecer disfunciones peliperineales.
Si leyendo este artículo te has dado cuenta de que tienes algunos de estos hábitos perjudiciales, cámbialos y estés atenta a cambiarlos, y lo más importante: si ya padeces alguna disfunción, acude a tu profesional especializada en suelo pélvico y salud pelviperineal. ¡La detección y tratamiento precoz son básicos para resolver cualquier disfunción del suelo pélvico!
¡Sé una mujer trabajadora que cuida y fomenta la salud pelviperineal!!